Las Navidades siempre llegan con ganas de ver a los tuyos, preparar comidas especiales y comprar algún detalle, pero este año todo eso viene acompañado de un avance claro en los precios. El IPC se mantiene alrededor del 3 % interanual, una cifra que quizá no te impresiona a primera vista, pero que se nota mucho cuando llenas el carro o revisas los gastos de diciembre. Y, como suele pasar, en estas fechas el impacto es aún mayor porque concentras compras que normalmente repartirías durante meses.
Lo que me interesa aquí es que entiendas de forma práctica cómo este aumento del IPC se cuela en tu presupuesto navideño, en qué productos aprieta más y cómo puedes adaptarte sin renunciar a disfrutar. No hace falta ser experto en economía para leer el momento, basta con fijarse en cómo están cambiando los precios y actuar con un poco de sentido común.
Qué productos están subiendo más y por qué lo notas tanto
Aunque el IPC se mueve como un índice general, quienes marcamos el ritmo de nuestros gastos somos nosotros. Y la parte más visible del encarecimiento ahora mismo está en la alimentación, sobre todo en productos frescos, carnes, frutas y verduras. La subida acumulada del año hace que la cesta básica se haya vuelto más cara, y cuando empiezas a sumar cenas, comidas familiares o recetas más elaboradas, la diferencia se amplifica.
A eso se añade que la inflación subyacente, la que excluye energía y alimentos frescos, sigue también en torno al 2,5 % largo, lo que significa que los servicios y otros gastos asociados al día a día tampoco se han quedado quietos. Todo ello hace que, aunque la energía haya dado un respiro en algunos meses, la sensación final siga siendo de presión. Pagar lo mismo que hace un año es casi imposible en estas fechas.
Si haces el cálculo rápido, verás que no solo suben los productos más típicos de Navidad. También lo hacen los básicos, desde el pan hasta la leche. Y si a eso le sumas regalos, desplazamientos, celebraciones varias y compras impulsivas que llegan sin que te des cuenta, el presupuesto familiar acaba estirándose más de la cuenta. En realidad no es tanto que todo sea carísimo, sino que todo se ha movido un poco hacia arriba, y diciembre es un mes donde esa suma se nota especialmente.
Cómo ajustar tu compra navideña sin renunciar a una buena mesa
Si este año quieres mantener el control sin vivir pendiente del IPC, hay varias decisiones que pueden ayudarte. La primera, que puede parecer obvia, es planificar. No improvisar el menú ni las compras reduce mucho el riesgo de pagar de más en productos que ese día estén especialmente altos. Y si puedes adelantar algunas compras no perecederas o congelar ciertos alimentos, mejor aún.
También funciona muy bien comparar precios entre supermercados. No hace falta recorrer la ciudad, basta con revisar catálogos online y fijarte en qué productos están de oferta o mantienen un precio razonable. En momentos de inflación no es raro que dos supermercados tengan diferencias bastante grandes en alimentos que solemos comprar sin mirar demasiado.
Otra clave es apoyarte en productos de temporada. Las verduras, frutas o pescados propios de diciembre suelen tener mejor relación calidad-precio, y muchas recetas navideñas se pueden adaptar sin perder nivel. Lo mismo ocurre con las carnes, donde optar por cortes menos habituales puede ser una sorpresa agradable en el plato y una ayuda para el bolsillo. A veces tenemos la idea de que Navidad debe ir ligada a productos caros, cuando no es necesario para crear una buena mesa.
Planifica tus menús, adelanta compras no perecederas o congelables, compara precios entre supermercados y prioriza productos de temporada.
Lo importante al final es combinar realidad y disfrute. La inflación no va a desaparecer de un día para otro, pero tampoco tiene por qué arruinar tus fiestas. Si te anticipas un poco y eliges bien, puedes mantener un equilibrio razonable entre celebrar y controlar tu gasto. Las Navidades van de estar con los tuyos, y eso no lo encarece ningún índice de precios.
