La inflación ha bajado, pero los precios siguen sin darnos tregua. Mientras tanto, los salarios intentan alcanzarla, a veces la rozan, a veces se quedan atrás. En 2025 esta carrera sigue viva, y aunque parezca que el trabajador empieza a ganar algo de terreno, la realidad no es igual para todos. Vamos a verlo con calma, con cifras reales y sin tecnicismos.
Por dónde van los números
Este año la inflación se mueve alrededor del 2,3 %, un nivel más moderado que el de hace un par de ejercicios, pero todavía suficiente para apretar los bolsillos. Los precios de los alimentos, la energía o el transporte siguen siendo los que más tiran hacia arriba, y ahí es donde más lo nota cualquier familia.
Mientras tanto, los salarios han subido de media un 3,8 % durante los primeros meses del año. El sueldo medio se sitúa en torno a 2.290 € brutos al mes, aunque esa cifra varía mucho según el sector o el tipo de contrato. Algunos convenios firmados en 2025 han cerrado aumentos entre el 2,5 % y el 3 %, lo justo para mantener el tipo frente a la subida de precios.
En el caso del Salario Mínimo Interprofesional, el aumento ha sido del 4,41 %, hasta los 1.184 € brutos en 14 pagas. Es una subida importante, sobre todo para quienes más lo necesitan, aunque el coste de la vida no da mucho respiro.
Los sueldos están creciendo más rápido que la inflación media. Y eso, en principio, significa que los trabajadores recuperan parte del poder adquisitivo perdido durante los años más duros.
Quién gana y quién se queda atrás
Si miras las cifras frías, parece que la balanza se inclina a favor de los asalariados. Pero la historia cambia según la realidad de cada uno. No todos los precios suben igual, ni todos los sueldos se mueven al mismo ritmo.
Quienes han conseguido aumentos del 3 % o más están ganando algo de aire. En cambio, los que tienen convenios más modestos o contratos congelados siguen perdiendo poder de compra, sobre todo si buena parte de su gasto se va en alimentación o energía, que son los productos que más suben.
Hay otro punto clave: las empresas también están soportando costes más altos. Si trasladan parte de esos costes a los precios, la inflación puede repuntar de nuevo y comerse cualquier mejora salarial. Por eso, aunque hoy los sueldos estén subiendo, nadie garantiza que esa ventaja dure demasiado.
La realidad es que 2025 no es un año de grandes avances, sino de equilibrio frágil. El salario real (lo que realmente vale lo que cobras después de descontar la inflación) apenas mejora alrededor de un 1 %. Es poco, pero al menos no retrocede. Después de años en los que el IPC ganaba por goleada, que los sueldos se pongan casi a la par ya es una buena noticia.
Cómo puedes protegerte
Si estás pensando en cómo mantener tu poder adquisitivo, lo primero es asegurarte de que tu subida salarial esté por encima del 2,3 %. Negociar puede parecer difícil, pero los datos te respaldan: el coste de la vida sigue subiendo y mantener el mismo sueldo equivale, en la práctica, a perder dinero.
También es buen momento para revisar en qué se te va el dinero. Controlar lo que gastas en energía, transporte o comida puede marcar la diferencia, porque son precisamente los sectores donde la inflación sigue más viva.
Y si puedes ahorrar algo, busca fórmulas que protejan tu dinero de la inflación. No hace falta complicarse: depósitos que igualen o superen el IPC, fondos conservadores que sigan la evolución de precios o incluso inversiones pequeñas, pero constantes, pueden ayudarte a no quedarte atrás.
En definitiva, la inflación y los salarios están más igualados que en años anteriores, pero la partida no está decidida. En 2025 el trabajador medio empieza a recuperar un poco de terreno, aunque cada familia vive su propia versión de la historia. Los precios no bajan, los sueldos tampoco despegan, y lo que queda es aprender a moverse mejor en medio del tablero.